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01/09/2015

UN POQUITO DE HISTORIA..."EL HOMBRE DEL DOMUND".

Rafael Santos. OMP. SE ACERCA EL DOMUND 2015, MUCHÍSIMAS PERSONAS ESTÁN TRABAJANDO DURO PARA QUE TODO ESTÉ PREPARADO PARA CELEBRAR LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES EL PRÓXIMO18 DE OCTUBRE Con este motivo, puede ser bueno volver la vista al que fue el primer director nacional de Obras Misionales Pontificias en España (de 1926 a 1968), don Ángel Sagarmínaga. De él podemos aprender muchas cosas, pero una de ellas es a trabajar sin pensar en términos de “éxito” o “fracaso”. Se hace con paz —y constancia— lo que haya que hacer, y se pone todo en manos de Dios. Sagarminaga llegó a ser conocido como “el hombre del DOMUND”, pero ese sobrenombre esconde una historia singular de esfuerzos, fracasos y tenacidad contra viento y marea. Y así fue desde el principio: cuando se lanzó a impulsar la celebración en España del primer Domingo Mundial de las Misiones, en 1926, obtuvo el “gran éxito” de que respondieran solo dos diócesis. Pero siguió adelante... Y al año siguiente fueron solo seis. Pero siguió adelante... Año tras año, don Ángel continuó su infatigable trabajo de animación misionera en circunstancias nada fáciles. De hecho, con su sentido del humor, él decía de su papel en esos comienzos: “Estaba siempre al pie del cañón; cosa en extremo difícil... porque antes tenía que fabricar el cañón”. Don Ángel insistía en que no tienen que distraernos ni los aparentes logros ni los aparentes batacazos. Tan claro lo tenía que llegó a decir: “El Papa no me ha enviado a conseguir éxitos, a recaudar limosnas, sino a predicar”. Y así se lo transmitía a sus colaboradores: “Dios no nos exige el éxito: nos exige el trabajo”. En vísperas del DOMUND, y sin tener ya que fabricar el cañón, como le pasó a don Ángel, las energías de muchísimas personas se vuelcan en la preparación de este gran día de las misiones. Es momento de recordar y animar a tantísimas personas, voluntarios de las misiones en su gran mayoría que, a lo largo y ancho de nuestra geografía, que están trabajando sin parar para hacer que el llamamiento de ayuda a las misiones llegue a todos los oídos. Todos ellos, voluntarios y trabajadores de OMP, son —con palabras de un compañero de OMP en Cádiz— los “misioneros de retaguardia”, y para ellos va nuestro abrazo y nuestro agradecimiento en estos días de trabajo y de ilusión “extra”.